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lunes, 23 de julio de 2018

EL CURA Y LA ADUANA

Una chica muy distinguida, en un avión de Miami a Venezuela, sentada al lado de un cura, le dice: 

-Discúlpeme, Padre, ¿le puedo pedir un favor? 
Resultado de imagen de cura
-Claro, hija, ¿qué puedo hacer por ti? 

-Compré en Miami un secador de pelo sofisticado, maravilloso y muy caro, y realmente sobrepasé los límites de la declaración. Estoy preocupada por la aduana. ¿Podría llevarlo debajo de su sotana? 

-Claro que puedo, hija, pero tú debes saber que yo no puedo mentir. 

-Tranquilo Padre!!! Ud. tiene un rostro tan honesto que estoy segura que ellos no le harán ninguna pregunta. 

Y le dio el secador. 

El avión aterriza y cuando el cura se presentó en la aduana, le preguntan: 

- Padre, ¿tiene algo que declarar? 

El cura prontamente respondió: 

-Desde lo alto de mi cabeza hasta mi cintura, no tengo nada que declarar hijo. 

Encontrando la respuesta algo extraña, el fiscal de aduana preguntó:

-¿Y de la cintura para abajo, ¿qué es lo que Ud. tiene? 

-Tengo un equipo maravilloso, destinado al uso doméstico en especial para las mujeres, pero que nunca ha sido usado... 

Muerto de risa, el fiscal exclamó: 

- Puede pasar, Padre!!! 

Moraleja: 

La inteligencia hace la diferencia. No es necesario mentir, basta con escoger las palabras correctas para seguir tu camino.

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